Roquetas
de Mar ha sido sitio de establecimiento de culturas como las
neolíticas, almerienses y artélicas.
Sus
costas fueron visitadas por fenicios, griegos y romanos, aunque hasta
el siglo XVIII no se habló de asientos constantes.
Con
el inicio de su trayecto como carácter histórico, se formaba como
la mayoría de los lugares musulmanes, a través de un Castillo de
defensa situado a la orilla del mar y unos cortijos estructurados
alrededor de éste.
Roquetas
de Mar, en aquellos entonces, correspondía al municipio de Enix. Su
economía se basaba en una agricultura de subsistencia y en una pesca
sin demasiado volumen de capturas.
La
Iglesia Parroquial,la de la Virgen del Rosario, se construyó en
1.757. Roquetas fue un pueblo pesquero. El campo dependía de las
lluvias aunque éstas eran muy poco frecuentes en la zona. Entre
Roquetas y Aguadulce se daba entonces el cultivo de la
uva, en la zona conocida como Los Parrales.
Se
conservan rastros históricos de su pasado como la Torre de Roquetas,
que en el siglo XIV se levantó a lo largo de la frontera marítima.
Aquí se figura el Castillo de Santa Ana, actualmente denominado como
centro cultural.
La
modificación del pueblo se lleva a cabo en el siglo XX, con la
explotación de las dos Salinas y con la llegada de la agricultura
intensiva.
Su
evolución económica se obtiene gracias al Instituto Nacional de
Colonización, el cuál propició la transformación de esta zona de
secano que pasó a ser de regadío. Promovió la llegada de los
primeros colonizados procedentes del interior y de la costa de
Granada.
En
Roquetas se construyó el primer invernadero, con una experiencia
novedosa y productiva que desencadena un gran desarrollo técnico que
da fama a Almería y en concreto a esta comarca.
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